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Me gusta una buena sorpresa. Nunca leeré los spoilers de una película o las últimas páginas de un libro hasta que llegue el momento, aprecio un buen susto, y uno de mis mejores cumpleaños de mi vida fue mi fiesta sorpresa cuando cumplí 27 años. Y aunque a menudo creo que es bueno entrar en situaciones con los ojos bien abiertos, sabiendo todo lo que puedes saber, a veces es mejor tomarlo como viene. Así que hay cosas que me alegra que nadie me haya contado sobre el parto, porque a veces una sorpresa, incluso una desagradable, es preferible a la anticipación.
Creo que una de las razones por las que tiendo a estar un poco relajado acerca de saber lo que va a suceder es que sé cómo me pongo cuando no lo estoy, cuando siento la necesidad de planificar. No siempre es bonito. ¿Alguna vez has visto esas películas sobre un viejo rudo que ha renunciado a su vida de badassery para vivir en un monasterio o algo así? Y luego alguien se acercará a ellos y les dirá: "¡Tienes que volver a patear traseros!" y la persona se vuelve hacia su pintoresco huerto y dice: "¡He dejado esa vida atrás! ¡Pertenezco aquí ahora!"
Bueno, ese soy yo, solo que en lugar de "rudo" es más "Tipo A hiperorganizado". Entro en un modo Berserker amable donde cada detalle debe ser considerado y atendido, y cuando estás hablando de algo que no se puede planificar y es tan caótico como el nacimiento, bueno, eso es un ejercicio inútil.
Con eso en mente, estas son algunas de las cosas que no sabía cuando se trataba de parto y parto inminentes: