En las últimas semanas de mis embarazos, me convertí en un tornado de limpieza, organización, decoración y, sí, picardía. Entré en el modo de anidación y no vi el otro lado hasta que estuve tan exhausto de dar a luz que ya no me importaba si me duché ese día, y mucho menos si las estanterías de mis hijos estaban coordinadas con el color. ¿Pero era solo mi personalidad, o era algo más? ¿Anidar significa que la mano de obra está cerca?
El instinto de anidación no es en modo alguno un fenómeno claramente humano. De hecho, es un imperativo evolutivo que abarca la amplitud de la maternidad en todo el reino animal, y sí, casi siempre significa el final del embarazo, señaló Midwifery. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que una parte del instinto siempre está en el cerebro materno, encontraron investigadores de la Universidad McMaster. El instinto de proteger a su familia y jóvenes en crecimiento es fuerte. El investigador escribió que el instinto crece durante el embarazo de una madre, llegando a su punto máximo justo antes de que llegue el bebé. Ellos postulan que este cambio de comportamiento es en respuesta a un cierto cóctel de hormonas que se multiplican justo antes de que nazca el bebé. Estas hormonas desencadenan una reacción en el cerebro que genera la necesidad de limpiar, organizar y hacer que su hogar sea más seguro y más cómodo para su pequeño.